Sunday, June 19, 2011

Domingo Junio 19 2011

Lecturas de hoy
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SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD
 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. En esta fiesta se acoge el misterio de la revelación de Dios: tanto ha amado al mundo que llegó a la donación hecha redención en su Hijo Unigénito. Esto es posible acogerlo gracias a la nueva condición del bautizado abierto, por las virtudes teologales, a la intimidad divina. El cristiano bautizado es testigo, confidente del misterio trinitario. La Iglesia conserva este dogma como el misterio más profundo que le confió el Señor y lo mantiene, en la oración, como herencia viva y preciosa a través de los siglos. La exhortación de Gregorio Nacianceno revela muy bien el pensamiento de la Iglesia desde los primeros siglos:

“Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje... Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero... Dios los Tres considerados en conjunto... No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...(0r. 40,41: PG 36,417).

Dios se ha dado a conocer como comunión de vida y de amor: un Dios que en sí mismo no está aislado es Padre, Hijo y Espíritu Santo. La comunión trinitaria en Dios es la realidad más profunda y más perfecta. No es posible comprenderla con la inteligencia humana porque es un misterio. El nuevo catecismo nos dice en el número 258: "Toda la economía divina es la obra común de las tres personas divinas. Porque la Trinidad, del mismo modo que tiene una sola y misma naturaleza, así también tiene una sola y misma operación (cf. Cc. de Constantinopla, año 553: DS 421). "El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres principios de las criaturas, sino un solo principio" (Cc. de Florencia, año 1442: DS 1331). Sin embargo, cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Así la Iglesia confiesa, siguiendo al Nuevo Testamento (cf. 1 Co 8,6): "uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, un solo el Señor Jesucristo por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas (Cc. de Constantinopla II: DS 421)".

2. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Con estas palabras comienza el saludo trinitario paulino. En efecto, es la experiencia de fe y de vida cristiana la que llevo a Paulo a formular esta bella bendición usada ahora en cada Celebración Eucarística.

El cristiano experimenta a lo largo de su vida la gracia de Cristo que es el don de la redención. Con la recepción de los sacramentos actualiza y hace propios los dones que le deja Cristo. Él nos introduce en calidad de Hijos adoptivos en el misterio trinitario. "Por medio de Cristo tenemos acceso, en un solo Espíritu, al Padre". (Ef 2,18). A lo largo de su vida, el cristiano ha de buscar imitar a Cristo en sus virtudes aplicando las enseñanzas del Evangelio a todas sus acciones y relaciones humanas.

Experimentar el amor del Padre es experimentar la realidad de su Providencia divina. Al Padre se le atribuye la creación de cuanto existe. Y su conservación. Dios Padre es rico en misericordia y bondad, tardo a la ira y clemente; lo experimentamos al ver la pequeñez y debilidad de nuestro ser. Dios Padre ha querido introducirnos en su misma intimidad al enviarnos a Jesucristo, camino que nos lleva a Él.

El Espíritu Santo mora en nosotros, actúa en nuestra oración. Cuanto hacemos en la vida sobrenatural es bajo su influencia. Inspira a la mente, mueve la voluntad, alienta las virtudes etc. para que en Él glorifiquemos con Cristo a Dios Padre.

3. La Trinidad y la vida cristiana. Por medio de las virtudes teologales, que nos elevan al nivel sobrenatural, podemos experimentar una amistad creciente con cada una de estas Personas divinas. Esto es lo que pretende la Liturgia de hoy. En esta experiencia misteriosa se fundan la alegría, la paz operante, el ideal de santidad y de perfección personal y comunitaria, la concordia fraterna y el fervor entusiasta que deben caracterizar toda la comunidad eclesial. La fe nos permite aceptar el misterio sin cuestionarlo. La fe nos ayuda a ver que Dios es la verdad misma y no puede engañarse ni engañarnos. La esperanza nos infunde confianza y firme seguridad de que llegaremos a gozar de la eternidad gozosa a pesar de las dificultades de esta vida. El amor, finalmente, nos hace donarnos sin límites para reflejar la gloria y la bondad de Dios en nuestros hermanos los hombres.

Ya desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: "Si alguno me ama -dice el Señor- guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14,23). No podemos desperdiciar el tiempo en disquisiciones mentales y no disfrutar de la presencia de tan ilustres huéspedes en nuestras almas.

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