Bishop Felipe EstevezHalloween, un ritual muy estimado en América, a menudo comienza a recordarse en los mercados tan temprano como septiembre, con abundantes calabazas, calabacines, colores del otoño, disfraces y dulces. Para muchas personas es una época de pensar en fiestas, en el trick-or-treat, y en los desfiles de disfraces. Sus orígenes, que pueden sorprender a muchos, son tanto cristianos como celtas. En ambas tradiciones, la noche del 31 de octubre tiene el mismo propósito: recordar a los difuntos.
Los orígenes celtas antiguos pueden trazarse hasta el festival del Samhain, que marcaba una transición desde la cosecha hasta el Año Nuevo. El festival también era un tiempo para que los muertos caminaran en la tierra, y para que los vivos respondieran al Samhain (“dios de los muertos”) con sacrificios y hogueras.
Las celebraciones medievales cristianas del Día de Todos los Santos y el Día de Todos los Difuntos, el 1ro y el 2 de noviembre, respectivamente, también ofrecía una oportunidad para que los vivos recordaran a los fallecidos. En el siglo 19, los inmigrantes irlandeses trajeron hasta América sus tradiciones de la Víspera de Todos los Santos, como sacar manzanas del agua con los dientes, y realizar sanas travesuras vistiendo máscaras.
Las celebraciones de Halloween en la América moderna parece que se han convertido más en un rito de consumo que en uno de recordación de los difuntos o de las transiciones entre las temporadas. La industria de Halloween en los Estados Unidos inicia su temporada de ventas tan temprano como septiembre, y con frecuencia continúa la venta de productos de Halloween entrado el mes de noviembre. Los dulces, disfraces y decoraciones inundan el mercado en este tiempo del año.
La seguridad pública y el crimen también se han convertido en consecuencia de las actividades de Halloween en el siglo 21. Por ejemplo, el sitio web de la Policía de Miami-Dade incluye una sección sobre Halloween con advertencias al público para revisar los dulces de los niños, llamar a la policía si encuentran artículos dañinos, planificar con anticipación y conocer las rutas de sus niños, y sospechar de aquellos jóvenes que visitan más de una ocasión “porque pueden estar haciendo un reconocimiento de la casa con el fin de robar”.
El calendario litúrgico de la Iglesia nos ofrece una oportunidad para conocer el espíritu original de Halloween al recordar a los fallecidos y celebrar la comunión de los santos. Además de participar en la diversión de Halloween, los niños y sus familias pueden sacar tiempo para aprender sobre los santos y recordar a los que han muerto. Una hermosa obra de misericordia es visitar un cementerio en el Día de Todos los Difuntos para orar por quienes han fallecido, especialmente por las almas en el purgatorio.
En fin, debemos dar testimonio de auténtica vida cristiana en todo lo que hacemos, no sólo participar sin sentido en lo que se ha convertido en un rito de consumo. Les dejo con las palabras de san Pablo a los Filipenses: “Tengan buen trato con todos. El Señor está cerca”. (Filipenses 4:5)
Las referencias para este blog son las siguientes:
• “Halloween in America: Contemporary Customs and Performances,” por J. Santino en Western Folklore 42 (1): 1-20.
• “Halloween: An Evolving American Consumption Ritual,” por Russell W. Belk en Advances en Consumer Research 17 (1990): 508
• Consejos para la seguridad en Halloween: http://www.miamidade.gov/mdpd/safety_halloween.asp
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