Tuesday, April 12, 2011

Mensaje de su Seminarista

 Queremos compartir esta linda reflexion de nuestro hermano y seminarista Elvis Gonzalez. Leanla, meditenla y compartan sus comentarios!

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Querida Familia de St. Catherine of Siena, al empezar la Cuarta Semana de Cuaresma, quisiera compartir con ustedes mi jornada espiritual y mi vivencia personal de este tiempo litúrgico. El tiempo cuaresmal me hace revivir todos aquellos momentos de mi infancia que atesoro con amor y reverencia. Recuerdo como si fuera ayer cuando mi abuelita materna me dijo un Miércoles de Ceniza: “No debes sentir vergüenza por la cruz que llevas en la frente, al contrario, siéntete dichoso porque en ella se encuentra nuestra salvación.” Aunque estas palabras suenan como de un teólogo distinguido, realmente vienen de una mujer humilde y sabia.

De niño aprendí que la Cuaresma es un tiempo de renovación que requiere preparación y cambio. Es un tiempo que me invita a reflexionar sobre mi vida y al mismo tiempo me exhorta ha actuar en el presente. La Cuaresma me enseña que necesito una renovación constante para poder seguir creciendo humana y espiritualmente. Esta renovación la he encontrado en el Sacramento de la Reconciliación. En este sacramento he podido recibir el amor de Cristo y también he aprendido a abrazar Su Cruz.

La Cuaresma no es un tiempo de luto o de tristeza, más bien es un tiempo de conversión y de esperanza. Es a través de la Cuaresma que yo me preparo para vivir el Misterio Pascual de Cristo. En este sentido, mi vida solamente tiene significado en este Gran Misterio. Mi familia, no dejemos que esta Cuaresma sea un tiempo cualquiera del calendario. Les invito a que esta Cuaresma sea un tiempo de renovación, un tiempo de conversión, para así poder morir y resucitar con Cristo. Finalmente, les pido que reflexionen conmigo en esta pequeña estrofa tomada de la Liturgia de las Horas:

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
Con un peso tan dulce en su corteza!


Elvis A. González, Seminarista.


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